Tú que fuiste elegido por Nuestra Señora de Guadalupe
como instrumento para mostrar a tu gente y al mundo
que el camino del cristiano es uno de amor, compasión,
comprensión, valores, sacrificios, arrepentimiento de nuestros pecados, aprecio y respeto por la creación de Dios, y por encima de todo,
uno de humildad y obediencia.
Tú, quien ahora sabemos que estás en el Reino de nuestro Señor
y cerca de nuestra Madre, sé nuestro ángel y protégenos,
quédate con nosotros mientras luchamos en esta vida moderna
sin saber, la mayor parte del tiempo, donde fijar nuestras prioridades.
Ayúdanos a orar a Dios,
por medio del Corazón de nuestra Señora de Guadalupe
hacia el Corazón de Jesús, para obtener los dones del Espíritu Santo
y usarlos para el bien de la humanidad y el bien de nuestra Iglesia.
Amén
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